domingo, 15 de agosto de 2010

Viejos héroes

Como dioses caídos
que han de vivir de pie
contemplando su ruina,
olvidados y expuestos al desprecio
de la lluvia y los hombres,
en medio del escándalo de un viernes,
humillados sin duda, ya deformes,
gritan los viejos héroes
desde la impotencia de la estatua.

La nariz se ha perdido,
las flores que reciben son orines
de sus perros devotos;
de aquella mano que quizá saludaba
asoma sólo el esqueleto,
un fierro viejo del que cuelga a veces
el trapo inmundo de los limpiacoches.

Se ha borrado el recuerdo
y el brillo de sus ojos rotos.
Perduran entre el tizne,
gastados y sin nombre,
enmoheciendo.
Y en su frente gallarda se destaca,
ya no el laurel,
la caca auspiciosa de paloma.